La relación entre la Arquitectura y el clima ha sido conocida desde tiempos muy antiguos. Generalmente relacionado a cultos o ceremonias religiosas. Durante siglos, nuestras sociedades han desarrollado técnicas de construcción adaptadas al clima.
En los últimos 100 años, el desarrollo tecnológico y la producción energética permitieron ignorar el clima exterior para crear bienestar térmico en los espacios habitables. Sin embargo, la crisis del petróleo de 1973 mostró que los recursos mundiales son limitados, y desde entonces se ha promovido el desarrollo sostenible.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medioambiente y el Desarrollo en 1992 resultó en la Agenda 21, que promueve el desarrollo sostenible y la responsabilidad individual y colectiva para abordar el cambio climático. Como arquitectos hoy en día, es nuestro deber crear edificios y espacios urbanos para contribuir a este objetivo.